Instalada desde 1926 en esta magnífica fábrica, una curtiduría del siglo XVIII, se ha convertido en una fábrica de perfumería a principios del siglo siguiente. Completamente renovada y sublimada en 2015, ofrece un recorrido original de descubrimiento de los misterios de la perfumería tradicional, desde el tratamiento de las materias primas hasta el acondicionamiento de los productos terminados. Las máquinas utilizadas, desde los alambiques de cobre hasta las máquinas de los talleres de jabonería, ofrecen un interés histórico, social y cultural sobre las técnicas y las condiciones de trabajo que rigen en las perfumerías familiares hasta los años 50.
Una visita al museo de la perfumería instalada en estos locales permite partir al descubrimiento del universo del perfume, desde la Antigüedad hasta nuestros días. Preciosos objetos de perfumería (cucharas de maquillaje egipcias, pomanders medievales, etc.) se codean con cuadros de mujeres en el aseo y mobiliario provenzal antiguo.
En esta sala se exponen los alambiques que permiten la destilación con vapor de agua. Es un procedimiento muy antiguo que permite extraer los aceites esenciales. Conocida desde la Antigüedad, esta técnica se perfeccionó en la civilización árabe a partir del siglo VIII y sigue siendo una importante técnica de la perfumería tradicional.
La impregnación en caliente o maceración, consiste en infusionar las flores en materias grasas previamente calentadas. Esta técnica, conocida desde la Antigüedad, se completo a través de los siglos. En la sala de los alambiques de la Fábrica Histórica se presentan antiguos recipientes utilizados para la impregnación en caliente.
La técnica de la impregnación en frío se desarrolló para las flores más frágiles, como el jazmín o el narciso, que no soportan ser calentados. Muy extendida en la región de Grasse hasta finales de los años 50, consiste en extender una capa de grasa inodora sobre las paredes de un chasis de vidrio, el cual se cubre seguidamente de flores. Esta técnica ha sido reemplazada hoy por técnicas modernas, tales como la extracción por disolventes volátiles o la extracción con gas carbónico supercrítico.
La sala de los alambiques de la Fábrica Histórica es el reflejo de esas técnicas de extracción pasadas y las otras salas presentan talleres de fabricación en funcionamiento. En este taller se efectúan el envasado en frascos y el etiquetado de los perfumes.
La cadena de acondicionamiento es semiautomática y, para garantizar la calidad de la producción, cada producto es controlado individualmente en varias etapas de la fabricación.
Los recipientes dorados, utilizados para los perfumes de mujer, exclusivos de la Perfumería Fragonard, se denominan estagnons. Son de aluminio, irrompibles, y protegen el perfume de la luz, lo que permite conservarlo durante más tiempo (más de 6 años). Para las eaux de toilette masculinas, se utilizan recipientes plateados.
En la cadena de acondicionamiento, los estagnons vacíos se colocan sobre la mesa de alimentación, desde donde son trasladados por el transportador de cinta hasta el puesto de llenado. Seguidamente, la colocación de la bomba se efectúa manualmente. La bomba se enrosca automáticamente. El estagnon es codificado en su base por un chorro de tinta para permitir su trazabilidad antes de ser etiquetado. Al final de la cadena, las operadoras se encargan del control de calidad.
La sala de maceración y filtrado se compone de grandes cubas de acero inoxidable en las que los concentrados de perfume se mezclan con el alcohol y maceran durante varias semanas. Durante esta operación ciertas ceras vegetales procedentes de las materias primas naturales pueden solidificarse. Para eliminarlas, se procede a un glaseado a -5°C en una máquina de acero inoxidable y a un filtrado hasta obtener un líquido perfectamente claro.
Realizados a partir de gránulos de jabón neutro fabricados en Francia, los jabones Fragonard son perfumados y modelados en nuestras fábricas. Antes de ser magníficamente embalado en su coloreado estuche, el jabón pasa por varias etapas. Los gránulos se introducen en la amasadora con la esencia perfumada y la mezcla continúa su camino pasando a la trituradora, que la reduce a copos. Seguidamente, los copos se vierten en la extrusora, una máquina que calienta el jabón a 60° C y forma una barra homogénea y maleable. Cortada en trozos, éstos son «prensados» por una prensa que da la forma final al jabón.
La visita de los talleres de fabricación se termina en el antiguo laboratorio del perfumista.
La perfumería presenta una gran analogía con la música. Así, el perfumista, de igual forma que el músico, compone sus perfumes delante de un órgano, mueble en el que están dispuestos todos los frascos de esencias que le serán necesarias. Un perfume está constituido por un acorde que designa una asociación de varias notas (acorde amaderado, acorde chipre, notas afrutadas, notas floridas). La concepción de un perfume puede necesitar varios años de investigación.
Hoy, el laboratorio del perfumista sirve de sala de curso para los talleres Aprendiz Perfumista.
La visita se termina en el salón de venta, donde todos los productos de la Perfumería Fragonard están representados en diferentes mostradores: perfumes, eaux de toilette, jabones, velas, difusores, así como cosméticos, geles de ducha y estuches para regalo…
La oferta Fragonard es particularmente rica y múltiple: florales, afrutados, chipres, amaderados u orientales, una magnífica forma de prolongar su visita descubriendo todas las familias olfativas y encontrar el perfume perfectamente adaptado a su personalidad, sus gustos y sus deseos.
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