La antigüedad es un formidable terreno de exploración y, sobre todo, de proyección para los artistas de finales del siglo XVIII, donde cada heroína ateniense o romana encarna una cierta visión de la mujer francesa.
Esta exposición propone a los visitantes reflexionar sobre las definiciones del amor exploradas por los artistas franceses, a una hora en la que poetas y pintores intentan comprender las primeras emociones, las más auténticas, las más delicadas. Estos juegos del amor y del azar de los jóvenes, unas veces tímidos y otras veces víctimas de los celos, todos ellos vestidos «a la griega», anuncian los escritos de Musset, Stendhal y Flaubert. La pureza y la sinceridad de los sentimientos son igualmente una forma de resistir la losa que querría, en nombre del orden y de la moral, impedir que la mujer francesa sea ese ser sensible y libre, admirado entonces en toda Europa.